Black Siren y Cayden James retornan a Star City para poner en jaque al Team Arrow, que como todos sabréis y si no pues os coméis un spoiler, ahora ya no está liderado por Oliver Queen si no por John Diggle.
En esta ocasión el dúo de villanos (recordaréis que James era el líder de Helix, organización de hacktivistas, para quien trabajó Felicity) buscan sabotear el mayor cortafuegos de Star City y para ello Laurel es la encargada de realizar el trabajo sucio, asesinando inocentes con el fin de conseguir sus huellas dactilares y aprovecharse de sus huellas dactilares para acceder al cortafuegos.
Si en principio se piensa que el cometido es sabotear la red de Internet de Star City, la realidad es que James quiere atraer la atención de Felicity y mostrarle que puede ser procesada por las acciones de éstos, es decir si Laurel o Cayden se hacen con sus huellas dactilares, pueden hacer que nuestra joven hacker sea procesada por delitos informáticos que ellos han cometido.
De este modo en este episodio sabemos que la alianza entre Laurel y Cayden se cimentó al final de la pasada temporada en la isla de Lian-Yu y por lo que vemos, es seguro que esta temporada van a dar muchos problemas al Team Arrow.
El episodio en sí ha estado al nivel que todos esperamos de la serie y con la novedad de seguir viendo a Oliver en un segundo plano, si bien en esta ocasión ha retornado al equipo, aunque desde la cobertura, haciendo de Overwatch para todo el equipo y cimentando el papel coral de todos/as en esta temporada, donde si bien el señor Queen sigue siendo el protagonista, no es menos verdad que este año, todo el equipo tiene prácticamente el mismo rol protagonista.
Nota DVAS: 8/10
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