jueves, 29 de diciembre de 2016

CRÍTICA: "PASSENGERS" (2016)

CRÍTICA: "PASSENGERS" (2016)

Hace pocos días pude asistir a un pase de la película Passengers, que no llegará a los cines hasta el 30 de diciembre. Passengers es una producción estadounidense que va a ser la encargada de cerrar la cartelera Española de este 2016. 

La película se nos presenta cómo una cinta de ciencia Ficción, pero pronto nos daremos cuenta que introduce géneros cómo el amor, la intriga, la acción e incluso roza de pasada un tema ético. El resultado de toda esta mezcla dista mucho de favorecer a la película, haciendóla una cinta entretenida que nos dejará con buenas vibraciones, pero con la sensación de que queda muy desaprovechada. 


"-Dos partes totalmente diferentes, mezcla de géneros y un buen reparto no consiguen lanzar a passengers al éxito."

Cómo bien anuncia el título, la película se divide en dos partes totalmente diferentes. La primera, la toma de contacto con los personajes y la historia. Viajamos en la nave Avalon, encargada de transportar a cientos de personas a un planeta similar a la tierra para así ayudar a su crecimiento. 

La Nave es como un Resort de lujo, de hecho los tripulantes más distinguidos, como es el caso de la protagonista femenina, pagan para poder permitirse la experiencia. 


Las primeras escenas nos sumergen por toda la nave, enseñándonos todos sus recovecos, hasta que por una causa externa a esta, se produce un fallo que hará despertar de la hibernación en la que estaban sumergidos todos los viajeros al personaje interpretado por Chris Pratt. La hibernación estaba programada para acabar justo cuatro meses antes de la llegada al planeta, y el fallo ocurre cuándo aún quedan 90 años para que esto ocurra. 

A partir de aquí se suceden escenas un tanto monónotas en las que poco sabemos del personaje a parte de que se defiende bastante con la tecnología. Nos enseñan los privilegios de la nave y cómo tiene que disfrutar de ellos en soledad.

La película no despega del todo hasta que entra en acción Aurora, el personaje interpretado por Jennifer Lawrence. Aurora es una escritora que dice viajar para así vivir experiencias nuevas que le ayuden a escribir. Aurora aún esta dormida, pero nuestro protagonista ve los videos de su biografía y se va enamorando de ella. Después de pasar un año sólo, con la única compañía de un Robot Bar-Man interpretado de manera acertada por Michael Sheen (más tarde profundizaré en ello), decide despertar a Aurora para conocerla, tener compañía, sabiendo lo que todo lo que conlleva la toma de esta decisión. 



Aquí es donde se roza el tema ético de si alguien tiene la potestad de poder modificar la vida de una persona sólo para mejorar la suya, y digo se roza, porque se resuelve de manera muy simplista y con la ceguera del amor por medio, el director lo que quiere es dar protagonismo a la historia de amor entre los dos protagonistas. Ya siguiendo con esta idea, la mejor parte es la del romance entre los personajes de Pratt y Lawrence, una mitad de película que disfrutaremos ya que hay química entre los dos actores. Son dos de los más atractivos actores de Hollywood, y en lo que a mí respecta, cada vez que aparece Lawrence en un cartel, tenemos garantizada una actuación de gran calidad. No fallan ellos si no los personajes, sobre todo el femenino, demasiado plano para ser una escritora ambiciosa que acaba de ver cómo su vida acaba de quedar condicionada para siempre. 

Otro de los puntos debiles de la cinta es cómo la cuentan, y el espacio de tiempo en el que se desarrolla. Según deducimos cuándo acaba, lo que nos muestran pasa en más de dos años, y a mi juicio, estos dos años pasan con demasiadas escenas inconexas y que dejan un tanto frío en cuanto al desarrollo de los personajes, sus emociones y su pensamiento dentro de la complicadísima situación que plantea.

Y así volvemos a lo expuesto con aterioridad, lo único que quiere mostrar Morten Tyldum, director que venía de triunfar con The Imitation Game, es contar una historia de amor en el espacio, y eso lo consigue, no hay que quitarle mérito en ese aspecto, lo que no consigue es desarrollar todo lo que envuelve a la película haciendo así que se desmorone como un castillo de naipes. 




En cuanto al reparto, es bastante acertado y eleva el nivel de la película. Chris Pratt esta correcto en su papel, lo suficiente para empatizar con su papel de buen tipo que lo único que quiere es estar con la persona de la que se ha enamorado completamente. Y ver a Jennifer Lawrence en la pantalla siempre es una delicia, pero cómo ya he dicho antes, el personaje queda un poco plano, obviamente todo esto es ajeno a la actuación de la grandisima actriz. 

El reparto se completa con Michael Sheen, que nos dará momentos cómicos apelando a su falta de sensibildad al ser un robot. Durante la primera media hora es la única compañía del protagonista, y cuándo Aurora despierta, los tres nos ofrecen unas escenas que son bastante amenas para el espectador, a estos se unen unos cameos que aportan poco de Laurence Fishburne y Andy Garcia. 

En definitiva Passengers se queda entre dos aguas, se nos muestra como ciencia ficción pero es una película de amor, y en su recta final, quiere coger relevancia e importancia volviendo a la ciencia ficción pero es demasiado tarde. 

Con esto no digo que Passengers sea una mala película, es una película entretenida que nos dejará un tanto fríos ya que su reparto es de calidad, y las expectativas que había creado eran muy altas. 

Una película recomendable para ver estas navidades, sabiendo siempre lo que nos vamos a encontrar en la pantalla. Passengers son es ciencia ficción, es una historia de amor que se desarrolla en el espacio. 

Por Gonzalo Ruiz

CRÍTICA: "PASSENGERS" (2016)

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