Te recomendamos visitar antes la critica de "Harry Potter y el el cáliz de fuego" en el siguiente enlace: http://welcometothedvas.blogspot.com.es/2016/11/harry-potter-y-el-caliz-de-fuego.html
Curiosamente, es Harry
Potter y la Orden del Fénix la primera película de la que tengo un recuerdo
“completo” de haber visionado en el cine. Las dos primeras me pillaron tan
pequeño que apenas recuerdo nada más que el basilisco, según me contaron, me
dio tanto miedo que costó llevarme a ver la tercera; de ésta no recuerdo el estar
sentado en una butaca viendo la película, para ser sincero; y de la cuarta
simplemente recuerdo que fue más o menos en mi cumpleaños. Lo cierto es que no
sé el porqué, pero tampoco me hace falta para saber que, a pesar de su adaptación,
a pesar de todas las licencias que se toma, es La Orden del Fénix una de mis películas favoritas de la saga.
Empieza con un Harry solo y desolado, una soledad que se
extenderá también a Hogwarts, una soledad mucho más dura que la que le rodeaba
cuando vivía con los Dursley antes de descubrir Hogwarts. Tal vez esto haga más
fácil la identificación con Harry, por los motivos que cada espectador tenga, y
consigue que la película funcione como funciona; ¿quién no se ha sentido así
alguna vez? Resulta irónico cómo los que le rodean no creen a un chico que ha
estado a punto de morir en varias ocasiones, aislándole e incluso culpándole de
todo lo ocurrido.
La quinta entrega de la saga adquiere un tono mucho más
oscuro que ya iba anticipando El cáliz de
fuego. Para recalcarlo, está ese Harry solitario ya mencionado que no sólo
es ignorado sino que prefiere ser ignorado. Si bien es cierto que ver a la
versión joven de tu archienemigo o, entre otras cosas, ver a tu profesor morir
calcinado son eventos incluso traumáticos, Harry ha vivido por primera vez la
muerte de alguien más o menos cercano a él y que además, a diferencia de la
muerte de sus padres, recuerda con nitidez. El resultado, sumado al ver a
Voldemort reencarnado, no puede ser bueno. Y para colmo, en quinto curso,
Hogwarts es controlado por el Ministerio de Magia a través de una profesora que
todo el mundo odia.
¿Por qué, entonces, (me) gusta tanto? Porque, como siempre
demuestra esta saga, entre tanta oscuridad hay gente y momentos que son buenos
e importantes apreciar, aunque ello signifique romper las normas. Es así la
película más “realista” de la saga: una persona puede sentirse sola, pero
siempre tendrá a alguien en quien apoyarse.
Como ya he comentado, es la primera que más licencias se
toma a la hora de ser adaptada –algo comprensible siendo el quinto el libro más
largo de la saga–, pero como película funciona bien. No hace falta introducir a
la P.E.D.D.O. para saber que Hermione es una gran y honrada persona, ni
tampoco, por mencionar otro ejemplo, mostrar todas las travesuras del último
año de los gemelos Weasley; la escena de los fuegos artificiales deja clara su
actitud y el rumbo que cogerán sus vidas. Y aunque la que para mí es una de las
mejores escenas de la saga no fue adaptada al pie de la letra, reúne en ella
todos los elementos mencionados:
Por una parte está el elemento fantástico que tanto
caracteriza a Harry Potter,
representado con un duelo entre los dos magos más grandes del universo mágico
en ese momento. Por la otra, la posesión de Harry representa esa oscuridad en
dualidad con la luz que, como he dicho, existe a lo largo de toda la película.
No importa cuál sea el poder de Voldemort, no importa siquiera que le haya
poseído: sus amigos están presentes en cada momento de su vida, y el amor y la
amistad es algo que Voldemort no ha conocido y nunca conocerá. Sin duda, uno de
los grandes logros de esta entrega son pequeños detalles de guión como éste que
en mi opinión han perdido las siguientes películas, más centradas en los
duelos, hechizos y batallas que en la unidad y la amistad, mensaje clave en
esta saga.
Por más que me explaye sigo sin encontrar la clave de por
qué esta película, superada sólo por El
cáliz de fuego, se sitúa entre mis favoritas de la saga. Estoy seguro de
que va más allá de los recuerdos claros que tengo de verla en el cine, de la
lucha comentada entre la luz y la oscuridad, y sin duda ignora los fallos en
cuanto a adaptación que tiene. Tal vez sea porque se trata del punto de
inflexión de la saga y Harry empieza a ver el mundo casi como un adulto que ha
visto la muerte en lugar de como un estudiante de cuarto/quinto curso; es aquí
donde las cosas se ponen serias de verdad, donde J. K. Rowling y David Yates
dejan claro que Harry Potter se trata
de algo más que una saga juvenil.
El último elemento a destacar, cómo no, es la banda sonora,
en este caso de Nicholas Hooper. Personalmente ninguna supera la de John
Williams, ni siquiera los temas intimistas de Alexandre Desplat, pero Loved Ones and Leaving o A Journey to Hogwarts (un curioso remix con toques de
Williams y acordes originales de Hooper) son canciones imposibles de ignorar.
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