viernes, 23 de septiembre de 2016

CRÍTICA: "MORGAN" (2016)

Si hay algo que agradezco DVAS es la gran cantidad de oportunidades que me ofrece, desde expresarme libremente hasta acudir a eventos en los que nunca imaginé que podría estar. Quizás el más relevante hasta ahora fue el evento que organizó SensaCine, en el que pude disfrutar de la película "Morgan", seguida de una ronda de preguntas con el mismo Luke Scott, director de la película (e hijo de Ridley Scott). Y fue en estas preguntas cuando me di cuenta lo difícil que es estar detrás de la creación de una película. Escribo sobre películas y las critico siendo consciente de este trabajo, pero nunca me había parado a pensar detenidamente en aspectos como el mensaje personal de los autores, el trato de personajes que quedan en segundo plano, la negación de una productora ante ciertas propuestas...hay tanto que queda relegado a un segundo plano que muchas veces no somos conscientes del trabajo realizado tras cosas insignificantes.

Morgan



Después de esta pequeña reflexión, vengo a hablaros de "Morgan", de la que ya os he contado un poco. Morgan nos presenta a un "humano" (metahumano, semihumano, humano 2.0), con este mismo nombre, desarrollado a partir de células embrionarias combinadas con nanotecnología, lo que le aporta unas capacidades que superan las de una persona corriente. Su desarrollo parece correcto hasta que un día se produce un incidente que acaba con una persona herida. Ante esto, la empresa al mando de investigación manda a una especialista para determinar la peligrosidad de la situación.

"Morgan" nos presenta un escenario en el que todos corren peligro ante una amenaza desconocida. Se aleja de la filosofía, más presentes en películas del estilo como "Ex Machina" para poder plantear una cinta más bruta y, sin embargo, no deja de hablarnos de un tema más profundo, uno que en realidad nos afecta a todos en un momento u otro de nuestras vidas. La película nos habla de la identidad personal y de los conflictos que encontramos a la hora de autodefinirnos como persona, conflictos que encontramos sobre todo en la adolescencia, apariencia que toma el mismo Morgan a pesar de si quiera alcanzar los diez años. Es difícil darse cuenta de este propósito (yo normalmente no llego a comprenderlo, y quizá tampoco hubiera podido esta vez si la ayuda del señor. Scott), pero se dan varias pistas, sobre todo gestos muy convencionales, como mirarse las palmas de las manos o verse a uno mismo reflejado en otra persona, lo cual se representa con la superposición del reflejo de un personaje sobre otro.

Morgan


Todo esto me lleva a la dirección. Y la verdad es que el debut de Luke Scott en Hollywood y en el mundo del largometraje le ha sentado bien. Como comentaba antes, la selección de planos es bastante inteligente. Luke sabe lo que quiere contar y pone los medios para contarlo de la mejor manera posible. Cierto es que aún le quedan por pulir algunos aspectos. Determinadas escenas resultan redundantes una vez que el espectador ya ha comprendido qué está pasando; y no me refiero a esos planos dónde sí es necesario pararse a contemplar, sino a escenas de acción en la que ya hemos comprendido que está habiendo una persecución o se está preparando una pelea y, aun así, seguimos recibiendo información visual. Es factible que sea a causa de la duración de la cinta, ya que no es especialmente larga, y la adición de estos planos ayuden a cumplir con los tiempos. No obstante, como he dicho, sigue siendo un trabajo más que satisfactorio para su debut en la gran pantalla.

Otro punto fuerte de la película es el reparto, así como los personajes. Todos los actores nos entregan unos papeles bien trabajados, lo que siempre hace la película más fluida. Además, todos los personajes desarrollan una importante función en cuanto a significación se refiere. Muestran distintas figuras de la sociedad en ese crecimiento humano. Y cuando digo todos es todos. Y esto es una de las cosas que comprendí durante el Q&A posterior a la película, la dificultad de mantener un orden y una estabilidad en la balanza de personajes; cómo hacer que un personaje que quede desplazado a un plano secundario pueda adquirir un significado. Pues no siempre es posible dar la misma importancia a todos los personajes, desde temas económicos hasta argumentales, pasando por los tiempos impuestos, Así, un personaje como Skip, contiene mensajes fuertes en sí mismo, como el hecho de que ser el único varón en la casa que no es científico, además de ser el cocinero (lo pilláis, ¿no?) y alcohólico.

Tampoco quiero que vayáis a la película pensado en la discusión cinematográfica del próximo lustro. Aunque no se haga pesada, encontramos ciertas fallas en el ritmo de la película. El final, a pesar de que en su producción ya se buscaba que fuese predecible, es demasiado predecible, mientras que elementos no tan importantes dentro del plano argumental pueden crear confusión y dificultad de comprensión, alejando la mente del espectador y su atención de la pantalla. Pero sin duda es disfrutable, y de vez en cuando está bien sentarse y disfrutar de una película sin prejuicios, cosa que "Morgan" consiguió hacer conmigo.


Diego Gozalo Pascual / DieGozalo97

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