Llega tarde, pero por fin llega a nuestras salas Comanchería (Hell or High Water). Una de las películas más esperadas del año y que cumple con todo el hype depositado sobre ella.
Comanchería es una brillante resurrección del western, actualizado a nuestra época. Un thriller de atracos que se siente como un western moderno. Para empezar, no estamos acostumbrados a ver películas que cuenten con guiones tan sólidos y redondos como el de Taylor Sheridan, para esta película. No solo los rotundos diálogos me parecen certeros y muy bien escritos (la escena final parece un duelo a dos pistolas pero en vez de balas, con palabras) sino el film esta inteligentemente estructurado en tres partes. Todas caminando hacia un tercer acto realmente tenso y fantástico.
Aparte de su contundente guion, lo que hace a Comanchería una gran película, es la excelente y elegante dirección de David Mackenzie, acompañada por una sórdida y espléndida fotografía de Giles Nuttgens. Ya que no solo es capaz de crear escenas realmente memorables gracias a su dirección, sino que nos regala un puñado de planos realmente bellos y evocadores de los mejores westerns. Una auténtica delicia visual impregnada de una atmósfera tan seca como el desierto
El reparto, es una de las principales bazas de Comanchería. La cual nos regala un portentoso trío actoral. Chris Pine demuestra que no solo sabe hacer de carismático heroé de acción en uno de sus mejores papeles, lleno de naturalidad. Ben Foster clava su papel de hermano cabrón y rebelde. Y Jeff Bridges sigue demostrando que clava como pocos, este tipo de personajes que parecen sacados directamente de los western más clásicos. Un reparto en estado de gracia
Comanchería es un western disfrazado de thriller de atracos realmente brillante, con un guión muy sólido y un reparto verdaderamente entregado. Sin duda, una de las imprescindibles del año. Asi que id corriendo a verla porque no hay nada mejor que terminar el año con cine de calidad.
Nota: 8/10
Por @Fasspittewan
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