La Navidad trae consigo muchas cosas de las que disfrutamos año tras año. Época de felicidad, fechas para estar con la familia y que, inconscientemente, nos hace disfrutar de sensaciones que durante el resto del año nos cuestan más encontrar. Se dice que la Navidad es especial, y que consigo hay una magia que percibimos, pero que no sómos incapaces de entender.
En lo que a los cinéfilos nos concierne, la Navidad no cambia demasiado nuestros hábitos, seguimos viendo cine cómo en cualquier fecha del año.
Pero hay veces, un día que no esperamos, en el que vemos una película que nos llega y nos emociona más que otras. Sucede de repente, pero cuándo lo hace, es algo realmente inexplicable. La Magia de la Navidad y la Magia del Cine se juntan para regalarnos una experiencia inolvidable que tendremos presente durante el resto de nuestra vida, y que cada Diciembre, año tras año volveremos a repetir.
Cómo dice el refrán, cada persona es un mundo, y en el caso del cine, esto también se cumple. Cada uno tenemos gustos diferentes, y en el cuándo hablamos de estas películas especiales, cada uno tiene su favorita que repite un año tras otro cada Navidad como si de un ritual se tratase.
En mi caso, no es una de las películas típicas navideñas, pero para mí aquí es dónde reside parte de su encanto. Es una película que simplemente ví hace 3 años en la Televisión, en familia. La habían estrenado hacía relativamente poco, y a nadie le entusiasmó tanto como a mí, de hecho, entiendo que a nadie le guste tanto como a mí, pero yo no puedo evitarlo, cada año, el 30 de Diciembre, el día antes de Año Nuevo, veo El Lado Bueno de las Cosas.
El Lado Bueno de las Cosas es un largometraje dirigido por David O´Russell y que fue estrenado en España en 2012. No era la primera película del director Estadounidense ni tampoco la última, ya que, en 2010 con The Fighter cosecho éxito y desde ahí, ha sido un fijo en la pasarela de los Oscars cada dos o tres años.
Recuerdo verla anunciada por todo Madrid, mi ciudad. Cómo cada semana, los estrenos se renuevan, y con ellos vienen los anuncios y publicidades de las películas, destacando una entre todas. En este caso fue el Lado Bueno de las Cosas, película que no me atrajo desde un principio, se puede decir que no fue amor a primera vista. Por aquel entonces, no era ni mucho menos un experto cinematográfico, ( ni lo soy ahora, siempre aprendiendo), y lo único que me atraía era parte de su reparto. Por supuesto conocía a Robert De Niro y con mis dieciocho años tenía el concepto de que cualquier película en la que salisese el actor me iba a gustar.
Otro aliciente era ver a la actriz de Los Juegos del Hambre, y es que por aquel entonces, Jennifer Lawrence no era aún Jennifer Lawrence, era la actriz que tánto me había gustado en la distópica saga juvenil.
En definitiva, la película se perdió en la cartelera y con ella mi oportunidad de poder disfrutar de ella en la gran pantalla, no pasa nada, el destino me tenía preparada una sorpresa mucho mas grata.
Llegaron las Navidades y decidimos verla en casa con tranquilidad. Por aquel entonces, ya sabía más acerca de Lawrence y Cooper, e incluso tenía noción de la historia cinematográfica de alguno de los secundarios que completabn la cinta.
Sofá, manta, colacao caliente, oscuridad únicamente interrumpida por los destellos de luz de un arbol de navidad encendido que tenía al lado siendo este un símil de la felicidad que sentía con cada escena que se sucedía en la pantalla, dos horas convertidas en un instante que se convertíria en eterno. La magia de la Navidad existía y acababa de ocurrir en el salón de mi casa.
Me gustó todo, desde el principio hasta el fín. Su historia, sus diálogos, sus planos, sus momentos cómicos y dramaticos, sus conversaciones sobre el amor y la filosofía de la vida, y el tema principal que desarrolla con ambos personajes.
Me encanta la presentación de los personajes, y cómo todo gira en torno a Pat Solatano, el personaje interpretado de manera brillante por Bradley Cooper.
Toca un tema delicado cómo es el trastorno de bipolaridad, que lógicamente sufre el protagonista a causa de la rutpura de su matrimonio.
La película comienza con su salida del hospital y con la única motivación de querer demostrar a su mujer su gran cambio, y que podrá volver a hacerle feliz.
Así conoce a Tiffany, la heramna de una de las mejores amigas de la mujer de Pat, que accede a entregarle una carta a cambio de que le ayude a participar en un concurso de baile Navideño.
La aparición de Tiffany eleva el nivel de la película de manera considerable. Interpretada por una brillantisisísima Jennifer Lawrence, (su primer Oscar lo corrobora), Tiffanny es una mujer insegura aunque quiere aparentar todo lo contrario, que se está pasando por una situación complicada y que encuentra en Pat un refugio a su amarga y oscura vida.
Desde el minuto uno, la conexión de los personajes y la química de los actores es palpable. Comienzan un transcurso de escenas de ensayos para el baile que compaginan con la evolución de los mismos dejando clara una cosa, lo bonito que es encontra a una persona que te haga feliz en todos los aspectos.
Pat lo sabe, y aunque su motivación durante toda la película es encontrar a su mujer y poder volver con ella, cada segundo que pasa con Tiffany es mágico, y sabe que hay algo entre ellos que vale más que cualquier sentimiento pasado.
Volviendo a Tiffany y a Lawrence, sólo añadir la madurez y brillantez con la que la actriz dibuja a su personaje con tán solo 22 años. Una mujer fuerte luchadora y valiente, que por circunstancias de la vida se ha convertido en una persona incapaz de creer en sí misma. El amor hacía Pat le ayuda a quererse a sí misma y a volver a disfrutar de la vida.
A parte de la historia de amor que copa el centro de la trama, destacar también a un reparto secundario brillante liderado por el gran Robert De Niro. La película nos deja claro el problema de bipolaridad que sufre el protagonista, pero también nos quiere enseñar a no juzgar, y nos muestra el gran corazón que posee, y cómo todos o casi todos los problemas se pueden llegar a solucionar con el amor, la confianza y el apoyo de las personas que te quieren.
El final lo dejo en el aire, para que los personas que no hayan podido ver esta película puedan disfrutarla por primera vez, que yo, si les gustan la mitad de lo que me ha gustado a mí, quedaré totalmente satisfecho.
Poco más que añadir, sólo decir que el 30 de Diciembre es un día señalado en el calendario. La magia del Cine y la Navidad se juntan, me vuelvo a enamorar de Tiffany, vuelvo a disfrutar de Pat, me vuelvo a reir y a emocionar, vuelvo a soñar y a sentir lo mismo que sentí en 2012 la primera vez que la ví. Llega la Navidad y cada año veo y seguiré viendo El Lado Bueno de las Cosas.
EXCELSIOR.
Por Gonzalo Ruiz
No hay comentarios:
Publicar un comentario